Se repite de nuevo la escala. Toda ella en una hermosa armonía.

Me estremezco de la emoción. Veo que a ella le brillan los ojos, pronto brotarán las lágrimas.

Las profesionales están ultimando todos los preparativos, cuando la pantalla se ilumina. El proceso está terminando y no queda mucho antes de que todo termine.

Ha sido una larga espera, mucha burocracia y desde luego un desembolso importante a base de sobornos y regalos. Eso sí, los contactos han cumplido con lo pactado.

La pantalla se llena de colores. Vuelve a sonar la escala. Ella no puede evitar las lágrimas... y yo... yo tampoco.

Tras el sorteo, amañado claro, y la larga entrevista de requisitos, pudimos completar el formulario de peticiones. Las últimas visitas al genetista dieron con la combinación ganadora que haría que, nuestro descendiente, obtuviera lo mejor de nuestro cuerpo genético.

Una nueva repetición de sonidos y el precinto se rompió. Una belleza perfecta repitiendo nuestros patrones, ¿Para qué escoger qué parte de nosotros queríamos entregarle si le podíamos dar todo? Un descendiente repetición de nosotros mismos.

Ella y yo nos abrazamos emocionados viendo como nuestro descendiente salía del viscoso útero artificial y extendía sus ocho extremidades.

5 comentarios:

Genial esa colleja final al estilo Asimov... ;-)

jajaja, creo que la criatura será un buen portero de fútbol.

yo lo que quiero es saber donde le doy pa publicar algo.

Yonon... te tienes que meter por www.blogger.com no directamente por aquí

Tal vez demasiadas ideas para un relato tan corto, pero interesante el toque gore-desagradable.