Se extendía como las mareas,
lentas e imparables.
Se difundía como los vientos,
firmes e impalpables.
Peregrino en ocasiones,
ermitaño en situaciones.
Así bullicioso,
ilusionado,
el sentimiento llegaba.
Así cuidadoso,
esperanzado,
el sentimiento quedaba.
Así silencioso,
desconsolado,
el sentimiento marchaba.
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