Un perro anda vagabundeando por las calles de Managua (Honduras), no hay mucho que comer, a duras penas consigue lo justo para subsistir; para el animal todos sus días son una lucha constante por la vida, pero en esa dura y cruel lucha consigue ganar la partida a la muerte. Desperdicios de la calle, un poco de agua en algún charco de una fuente, y a veces, con un poco de suerte puede incarle el diente a un hueso para sustraerle el preciado tuétano. Desde luego no es una bonita vida, pero es su vida, y el animal por instinto consigue salir solo adelante.

Una mañana el perro se encontraba tumbado a la sombra de un chamizo - hacía calor demasiado calor incluso para un clima tropical como ése - cuando unos niños le asieron bruscamente y se lo llevaron. El animal no comprendía lo que sucedía; sus captores, un par de niños desarrapados, lo transportaban entre risas y zarandeos con gran rapidez. Finalmente los pequeños captores llegaron a la entrada de un centro del cual surgió una figura grotesca, de mirada fría e inquietante con cabellos negros y enmarañados como oscuras serpientes surgidas del Averno. Este ser pagó unas monedas a los chavales, los cuales, contentos por el premio se marcharon del lugar con una gran sonrisa de satisfacción.

El extraño introdujo al animal en el interior de una gran sala y allí, tras atarlo previamente del cuello, lo dejó pasar el resto del día y toda la noche. Un cúmulo de primitivas sensaciones recorrieron los pensamientos del desdichado protagonista: miedo e incomprensión ante la situación que estaba sufriendo; después rabia y desesperación, quería escapar de allí, pero lo tenían fuertemente amarrado y no tenía ninguna posibilidad de salir; y por último: hambre y sed, en definitiva lo más desesperante y cruel de todo el asunto.

A la mañana siguiente el hambre y la sed dominaban a nuestro protagonista; apenas había probado bocado el día anterior y además, gran parte de sus fuerzas las había invertido en intentar liberarse de una soga que había acabado provocándole graves quemaduras en su frágil cuello.

Así pasaba el tiempo cuando todo se iluminó y comenzaron a aparecer multitud de individuos por todas partes; aunque no era capaz de comprenderlo nuestro amigo, se encontraba formando parte de la inauguración de una exposición de arte y parecía que la estrella estelar era él. Al fondo acababan de colocar una mesa donde una persona vestida de negro y blanco repartía canapés, agua y vino a los asistentes; los invitados comían, reían y disfrutaban mientras comentaban con el extraño ser - que era el artista- el gran éxito de su moderna y transgresora muestra.

Nuestro perro gemía, ladraba aullaba, se movía bruscamente pero nadie parecía mostrar la más mínima muestra de sensibilidad por él. Todos los hombres y mujeres se paseaban por la sala contemplándole indiferentes, y el animal, a pesar de mostrar gran desesperación, parecía ser tratado como uno más de los objetos inanimados que se sucedían en el interior. Finalmente débil y sediento -le quemaba garganta ante la falta de agua- se recostó en el suelo agotado muy agotado, los sonidos de la sala parecían alejarse poco a poco, los olores a alimento desaparecían, y al final tristemente tranquilo vio llegar la oscuridad

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La historia aquí relatada es una historia real sucedida en agosto de 2007 . El "artista costarricense Guillermo Vargas (Hababuc) realizó una exposición llamada "Eres lo que lees", en la que trataba de denunciar la indiferencia social de las personas ante el hambre y la desesperación de los más necesitados. Pienso yo que para denunciar injusticias sociales no creo que deban cometerse actos de crueldad extrema como éste. Y desde luego es evidente que una persona capaz de llegar a cometer tal acto de sadismo, dice mucho de sus valores éticos: nulos completamente. Cada cual que saque sus conclusiones.




Imagen de Guillermo Vargas

Imagen de su victima en la lenta agonía de su muerte


El vídeo de la exposición, obsérvese la crueldad en el título realizado con bolas de pienso.

8 comentarios:

Cuando leí la noticia del caso me quedé a cuadros. Y aquí pueden entrar a debate tanto el qué se entiende por arte como qué se entiende por ser humano.

Por supuesto, más que demostrar su conciencia social con un acto gratuito de tortura, lo que ha conseguido es mostrar al mundo la bajeza humana que anida en el interior de este personaje.

Bueno, no veo en esto mucha diferencia con una corrida de toros cualquiera, eso también es arte dicen ¿no?
No se trata de quitar vidas, de matar y de asesinar, se trata de convertir el proceso de morirse en un espectáculo morboso (en su acepción de enfermizo) y disfrutar de él, me da igual cómo se justifique o cómo se sublime, la esencia es esa.

Maldito friki cabrón, no volveré a hablar de él, creo que es lo mejor que puedo hacer para joderle.

En una ocasión unos jóvenes americanos se colaron en su instituto con unas escopetas y mataron a varios compañeros... uno de ellos llevaba una camiseta de marilyn manson, por lo que le acusaron de promover la violencia. En una entrevista posterior éste dijo que él no tenía la culpa de que en esta sociedad salieran en las revistas las caras de los asesinos en vez de las de las víctimas... creo que tiene razón, muchas veces esta gente busca alimentar su propio ego, es una pena que no se les castigue con toda la dureza del mundo y sin darles publicidad

P.D: No estoy criticando que saques la cara del pavo este en tu post Pablo.... careto que por cierto es para analizar....

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Evidentemente en las corridas de toros el animal también sufre, y podríamos contar otras tantas historias sobre esto; pero al menos -en teoría- el toro puede defenderse, y el torero a veces recibe lo suyo.

Aquí se ha dado un paso cualitativo en cuanto a la tortura animal. Tenemos a un simple perro atado hasta morir de inanición; también está el componente de la comida (el título con bolas de pienso) cuyo único fin era que su agonía fuera más terrible. ¿Acaso era necesario eso para el fin de la muestra? Creo que el componente de sadismo es bastante mayor aquí que en los toros, aunque el resultado sea espectaculo y muerte.

Con respecto a la foto, la he puesto a modo de ilustración pues su perfil dice mucho del sujeto; también he puesto la foto del perro para que este animal pueda ser recordado junto con la imagen de su torturador y ejecutor.

De todas formas lo que he tratado de buscar con este relato, es rendir un pequeño homenaje y dar una pizca de dignidad a la cruenta muerte de un determinado perro callejero.

Gracias por vuestros comentarios, con ellos demostraís vuestro rechazo ante el acto de crueldad de un verdadero monstruo que obligó a nuestro protagonista a vivir en sus carnes, una terrorífica y mortal pesadilla.