19:10, en cualquier edificio de oficinas de la capital:

- “Toc, Toc”. Mario, ¿Se puede?
- Perdona Silvia, ahora mismo estoy ocupado, pásate en 15 minutos.
- Ok!

19:25, el mismo edificio, el mismo despacho:

- “Toc, Toc”. Mario, ¿Se puede?
- Si, pasa Silvia, dime.
- No, nada, que me mandaste una convocatoria en el Outlook, y vengo.
- ¡Ah sí! Siéntate y cierra la puerta.

Silvia, no entiende porque tiene q cerrar la puerta, pero obedece.

- ¡Tu dirás!
- ¿Q tal estas?
- ¡Bien!
- ¿Estás bien, seguro?
- Si, Mario, estoy bien
- ¿Que tal en el cliente? ¿Contenta?
- Pues como siempre, con jaleo
- Cuéntame, ¿qué ha pasado?
- ¿Qué ha pasado de qué?
- Me ha dicho Ana que te cambian de departamento.
- Si, ha habido un cambio de responsabilidades, ya os mandé un correo a Ana y a ti, explicándooslo
- Si, ya lo he visto
- Pues eso
- ¿Pero estás bien? Mírame!!

A Silvia se le revuelven las tripas de pensar en mirarle porque le odia, porque está harta de que ese inútil gane mas q ella, y vaya de guay, pero lo hace.

- Prepárame una presentación, de unas 5 slides, no hace falta mas

El término slide en sustitución de transparencia da un toque de glamour a los ya 7 minutos de conversación q no han servido para nada.

- ¿De qué? Mario. ¿Qué pongo en la presentación?
- Lo que haces en el proyecto.
- Pero ya te lo pongo en la ficha que te mando todas las semanas.
- Si, pero esta es para el cliente, que voy a verle la semana q viene.
- Pero el cliente ya sabe lo q hago, me lo manda él.
- Te he dicho que la prepares.
- Vale, mañana te la mando.
- No, ahora, para que me de tiempo a echarle un ojo
- Pero si la reunión es la semana q viene, y ya sabes lo q hago. Te lo he puesto en la ficha.
- ¿Tanto te cuesta hacerlo ahora?
- Pues si, es q tengo clase de inglés a las 20:00 y son las 19:45, y ya llego tarde. Esta semana he salido tarde todos los días y hoy no quiero faltar a clase.
- Bueno, pues para mañana, pero a primera hora.
- Vale, mañana a lo largo de la mañana te la mando.

Silvia se levanta y sale por la puerta.

- ¡Silvia!
- Dime Mario.
- ¿Estás bien seguro?
- Q siiiiiiiii!!
- Oye..
- Qué?
- Gracias!!

La mayoría de las veces nuestra vida no es tan cruda como en las películas o en los relatos, no hay insultos, ni acosos, ni grandes aspavientos… La mayoría de las veces nuestra vida solo es un coñazo.