Las idea del vortice de entropía ha sido utilizada en esta historia como recurso último a una ficticia guerra, la cual, he utilizado para lanzar una crítica a los grandes organismos internacionales cuya eficacia respecto a los conflictos de los países más pobres, demasiadas veces ha dejado que desear.


Año de la Era Hispánica de 2234, los cimientos de la civilización humana se encontraban al borde del colapso, tras centurias de pacífico equilibrio entre las diversas poblaciones de comepiedras (rojos, azules y verdes) y los humanos, un experimento genético descontrolado produjo una alteración en los comepiedras verdes que los dotó de una gran agresividad incapaz de ser controlada por ninguna organización gubernamental del planeta.

Esta gran agresividad provocó una serie de guerras entre los distintos comepiedras, a las cuales los humanos nunca prestaron atención. La ONU, como organismo intercesor en conflictos mundiales, se limitó tan sólo a condenar las matanzas indiscriminadas de comepiedras azules que sus homónimos rojos y verdes llevaron a cabo básicamente por envidia. Hay que recordar que la subespecie del comepiedras azul siempre se caracterizó por gozar de una gran altura y belleza, que mas de las veces sirvió de elemento discriminatorio con respecto a sus homónimos para conseguir un puesto de trabajo en las grandes superficies comerciales del estilo "El Corte Gales".

Finalmente todo esto desembocó en el exterminio del comepidras azul, y tras ello, comepiedras rojos y verdes se lanzaron a una cruenta lucha total por la supremacía. La OTAN tampoco decidió intervenir en este conflicto pese a la solicitud de algunos países como Bután y Madagascar. Y es que al no estar asociado ningún país comepedrero a dicha organización lo trataron siempre como un asunto menor, ajeno a sus intereses geoestratégicos. A todo esto, además, había que sumar que otros países como Rusia y China, administraron armas a las distintas facciones para enriquecerse y conseguir agravar el conflicto en su propio beneficio.

El resultado final fue el extermino de los comepiedras rojos tras la famosa caída de su capital Pamplinopia. El mundo entero se estremeció tras la caída de esta gran ciudad, antaño hogar de sabios y filósofos comepedreros. Sea como fuere, el caso es que reforzados y enaltecidos los comepiedras verdes dieron un paso más allá en su vorágine destructiva y decidieron atacar por sorpresa a los países de los humanos.

Estos, sorprendidos por el ataque de una especie curtida tras años de guerras y matanzas se vieron rebasados y poco pudieron hacer para detener el ataque de los comepiedras verdes. Primero cayeron los países de Europa. De aquí, cabría resaltar la gran resistencia que los comepiedras verdes encontraron en el solar hispano. Resistencia esta, que culminó en la ya célebre batalla de Villarrobledo, donde los últimos resistentes, viejas glorias e incorruptibles guerreros, vendieron cara su piel no aceptando la rendición y traslado al campo de concentración de Benicassim. Después cayeron China y Rusia sus viejos proveedores de armas, que tras su ataque se arrepintieron de haber vendido armas a tan aguerridos seres con tanta alegría.

Poco quedaba ya para la esperanza de la humanidad. Y sin embargo, en medio de la tormenta, un grupo de científicos centroafricanos se encontraban al borde de dar con la solución para atajar la amenaza del comepiedras verdes. Habían inventado una máquina capaz de crear un vórtice entrópico, el cual, al ser proyectado sobre un humano era capaz de dotarle de una serie de superpoderes improbables, superpoderes absurdos que, de no ser por la ecuación entrópica, bien podría decirse que la guerra estaba perdida.

Y es que los efectos del vórtice entrópico, aplicado a las diezmadas fuerzas de los soldados humanos, produjo una serie de efectos inesperados que les dotó de superpoderes como: el ataque sobaquero; o el archifamoso ataque filo nasal, letal al aplicarse por la noche en los campamentos de los comepiedras verdes. El resultado de todo ello fue la reconquista de los territorios perdidos y destrucción de las terribles divisiones de comepiedras verdes lo que les obligó a a firmar un desfavorable armisticio para evitar su destrucción total. En él, se comprometían a reparar los desperfectos producidos por la Gran Guerra con servicios prestados a la comunidad, por ejemplo: trabajando en el mantenimiento de los empedrados de vías públicas; o limpiando las fachadas de edificios llenos de soflamas y lemas comepedreros.

Finalmente los diferentes países humanos, renegando de las otroras fuerzas y organismos internacionales, decidieron crear un nuevo orden mundial y nombrar un líder fuerte que los guiara. Para esta tarea designaron al famoso y más distinguido general de las guerras comepedreras: el general Bobobo, que a su vez designó a su lugarteniente Don Patch como primer ministro.

El Gran Soberano Bobobo utilizando su ataque filonasal en la guerra contra los comepiedras verdes.

De tal forma que con la ayuda de la improbabilidad de sucesos producida por los vórtices entrópicos, lo más improbable y absurdo acabó haciéndose realidad y un régimen presidencialista basado en la sublime perfección de la absurdez total rigió los designios del mundo de forma pacífica.

El Primer Ministro Don Patch en una demostración de fuerza frente a las masas.


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Para conocer el origen del comepiedras:
comepiedras

3 comentarios:

Pues he leído la entrada de la ikipedia esa, pero yo siempre he tenido entendido que el comepiedras era el bicho ese grande pedregoso de la Historia Interminable al que la Nada le estaba jodiendo el sustento y que se parecía un huevo a mi compañero de piso de este año pasao.

Es fácil saber como sigue la historia: los comepiedras verdes y rojos son obligados a convivir en una república artificial que se desintegra dédacas después con otro exterminio tras un recrudecimiento del nacionalismo comepedrero. A los supervivientes azules se les regala un estado en el sitio más inadecuado de la Tierra, donde viven los comepiedras marrones, sus ancestrales enemigos. Se dan de hostias. Fin.

Jonas: ese comepiedras no cabe duda que debió ser el Gran rey de los comepiedras antes de ser derrocado en tiempos mitológicos. Ahora que dicho esto; yo también conocí en mis tiempos algún que otro comepiedras.

Car: Sin lugar a dudas la historia de los comepiedras no puede tener un final feliz.