Ha sido un fin de semana muy duro y solo hay cabida para un pensamiento en mi cabeza: “q sueño!”

Mi intención es recrearme en ese pensamiento durante todo el lunes y no dejar que nadie lo estropee… Ya he hecho lo más difícil que tenía que hacer hoy, levantarme, pero al llegar a la oficina puntual como un reloj suizo, ya tengo 5 correos de este imbécil.

El problema no son los 5 correos, el problema no es ni siquiera el tono que utiliza, el problema no es que pensara dormitar hasta medio día… No, el problema es q es feo… es el tío más feo que he visto nunca, es desagradable de mirar. El problema es q es idiota y se empeña en parecer grande cuando solo mide 1,60. El problema es q los niños se reían de él en el colegio porque era un enano lleno de granos y aún no se ha dado cuenta de que deberían haberse reído mas si cabe…

Ya está, ha conseguido cambiar mis planes… En vez de dormir todo el día, ha conseguido enfadarme y no voy a tener mas remedio que matarle.

El jefecidio no es delito, y mucho menos en estas circunstancias en las que hay tantos atenuantes. El único delito es no haberlo hecho antes.

Lo más fácil es utilizar una pistola, si, pero de agua… Lo ato a la silla giratoria desde la que no le llegan los pies al suelo, y le pongo la pistola en la boca. Aprieto el gatillo una vez y otra, no es ensañamiento, forma parte del plan llenarle el estómago de agua hasta q le explote la vejiga o no tenga mas remedio q mearse encima. Sin embargo su incapacidad para controlar su uretra le salva la vida y no tengo mas remedio que recurrir al plan B.

Salgo al pasillo empujando la silla (el q inventó las sillas de oficina con ruedas era un sabio), junto a la escalera de incendios hay un hacha y un extintor. Durante un segundo dudo entre si utilizar los artículos que el departamento de prevención de riesgos laborales pone a mi disposición, o empujarlo escaleras abajo… Q tonta soy, no hay duda, si le empujara por las escaleras no sufriría suficiente, no tendrá la oportunidad de suplicar clemencia.

Y de nuevo la duda… el hacha mancha un montón, y todos sabéis que me da mucho asco la sangre, además hoy llevo mi vestido favorito… pero el extintor? A golpes o le meto el tubo por el culo y dejo q salga la espuma (aunque eso implicaría tener que verle el culo, puuuuaaaaggg!!)?

El adivina mis intenciones y grita pidiendo auxilio… en breve toda la oficina habrá acudido a la llamada y tengo q darme prisa…

De repente me acuerdo, llevo en el bolso un condón que compré en Ámsterdam, pensaba guardarlo de recuerdo, pero es una pérdida menor, ya tendré tiempo de volver a Ámsterdam a comprar más condones. Lo saco del paquetito y se lo meto por la cabeza… por un momento me rio pensando que es posible que el quepa entero dentro, pero ni siquiera vale para eso… Pronto se queda sin aire dentro del latex y deja de convulsionar…

El pasillo se ha llenado de compañeros que han oído los gritos, me miran en silencio, con cara de desconcierto, pero desde detrás comienza a oírse un murmullo, una palmada tímida, y luego más palmas que se convierten en vítores, son los hurras de mi público orgulloso, los agradecimientos de quien quería haberlo hecho pero no tuvo valor.

1 comentarios:

me quedo con el concpeto de "jefecidio", soñaré con eso.